sábado, mayo 27, 2006

La forja

En algun lugar de las selvas de Germania

Con cada golpe del martillo una nube de chispas se alzaba en medio del claro, como una tormenta de luciernagas enloquecidas. Revoloteaban entre las copas de los venerables robles y fresnos mientras consumian su efimera existencia en el frescor de la noche. El eco de cada golpe retumbaba entre los arboles y hacia estremecerse a la misma tierra. Los pocos animales lo bastante valientes o insensatos para rondar todavia por el claro tenian los pelos tiesos como alfileres. Se estaba obrando una gran magia.

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